“No podemos escapar al impacto que nuestras emociones tienen en nuestra vida, lo que sí podemos hacer es tomar conciencia de ellas y gestionarlas para que nos creen una realidad favorable”
Elvira S. Muliterno, escritora
Explorar las raíces del enfado, de la alegría, del miedo… e ir viendo qué hay ahí, qué mueven dentro de mí, ofrece pistas para comprendernos un poco mejor y desarrollarnos como personas.
Las emociones responden a estímulos. Por ejemplo, es probable que:
- Ante un peligro, aparezca el miedo y se tienda a la huida.
- Ante un daño, aparezca el enfado y se tienda a agredir.
- Ante una pérdida, aparezca la tristeza y se tienda a aislarse.
- Ante la satisfacción, aparezca la alegría y se tienda a expresarla.
Identificar los sentimientos y los pensamientos que están detrás, ver si se corresponden con los acontecimientos, reconocer las conductas que desencadenan y pensar cómo pueden modificarse son actividades que se aprenden. Se necesita dedicar tiempo y requieren de la “osadía” de experimentar. Estos consejos pueden ayudarte.
Cinco pasos para identificar qué sentimos:
- Poner nombre a lo que experimentamos a nivel emocional y físico.
- Atrapar nuestros pensamientos para reconocer magnificaciones.
- Identificar qué nos hace daño.
- Reflexionar sobre nuestros comportamientos.
- Identificar si nuestros comportamientos son una estrategia de escape/evitación.
Identificar, reconocer y manejar emociones permite realizar cambios, cambiar pensamientos y sensaciones negativas por positivas, y avanzar.
¿Cómo nos ayudan las emociones?
- Nos ayudan a evaluar la situación.
- Nos informan si algo es importante para nuestro bienestar.
- Actúan como una señal.
- Vigilan el estado de nuestras relaciones.
- Transmiten información de nuestro estado interior y deseos a las personas de nuestro entorno más cercano.
- Incrementan el aprendizaje y la memoria.
- Juegan un papel importante en la toma de decisiones.