Aparentemente parece sencillo ganar dinero, en algunas ocasiones será así, pero en otras, y quizá en la mayoría, no. Las apuestas más arriesgadas quizás hagan que los posibles beneficios sean más altos, pero la probabilidad de éxito, evidentemente, es menor. Es fácil naufragar.
Todo se reduce a la suerte/el azar. Los juegos como las quinielas y las apuestas deportivas pueden beneficiarse de que tengas conocimiento en el tema, pero el resultado sigue siendo una incógnita. Sabes que tu equipo de fútbol se juega el ascenso con un equipo que no ha tenido muchas victorias esta última temporada, pero eso no asegura que vaya a ganar.
Las máquinas tragaperras están programadas para dar premios en un porcentaje preestablecido. No valen las estrategias. No depende de si hace tiempo que la máquina no da premio o lo acaba de hacer.
Y tampoco jugar el mismo número en la lotería o en la ruleta aumenta las posibilidades de ganar. Cada nuevo resultado es independiente de los anteriores.
Todo es azar, azar y más azar. Por algo la lotería se llama lotería.
Además, detrás de las empresas de juegos de azar y apuestas deportivas hay profesionales que analizan estas probabilidades, procurando salir beneficiadas. Al fin y al cabo, es su negocio, “la banca nunca pierde”.
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