Puedes activar vista, olfato, gusto, tacto…, todos los sentidos te dan un manjar de sensaciones disfrutonas.
Puedes incorporar alimentos diferentes o darles más presencia a algunos de ellos en tu dieta para cuidar tu cuerpo y tu mente.
Alimentos frescos de origen vegetal, hortalizas (borraja, acelga, lechuga, guisantes, alcachofa, coles…) y legumbres (garbanzos, lentejas…); del entorno y de temporada, acompañados de pequeñas raciones de pescado y carnes (blancas y rojas). Todo ello aderezado preferentemente con aceites vegetales saludables como la oliva, el maíz o el girasol.
Comer despacio, masticando bien los alimentos, disfrutando de diferentes sabores, texturas, olores…alimentando cuerpo y mente.
Los vegetales de colores intensos (verdes, rojos, amarillos…): además de aportarte vitaminas pondrán una nota de color sobre tu plato y mesa.
Los granos enteros o integrales de trigo, avena o arroz: te ayudarán a regular la cantidad de azúcares en tu cuerpo.
Las legumbres: ricas en proteínas, ayudarán al crecimiento, a reparar el desgaste y a mantener las defensas de tu cuerpo.
Los lácteos (leche, yogures y quesos...): te aportarán proteínas y calcio. Reducirás la ingesta de grasas diaria si son desnatados o semidesnatados.
La fruta: en diferentes momentos (desayuno, almuerzo...) y de distintas formas (enteras o troceadas para añadir a ensaladas o yogures) te aportarán agua, frescura y muchas vitaminas.
Para disfrutar, ¡fruta fresca a mordiscos!
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Mejor si un 75-80% del líquido procede de las bebidas (preferiblemente agua) y un 20-25%, de los alimentos. |