No puedes creer que la persona que amas acabe de morir. No puede ser verdad. Te sientes aturdido/a.¿Será una broma cruel?
A veces te parece que están vivos/as, aunque sepas que en verdad murieron. Tienes ganas de GRITAR: “NO HA PASADO, NO ES VERDAD”
También pasa a veces que te parece que no sientes nada…es natural, es parte de la conmoción. “¿Por qué me dura tanto?” Puedes preguntarte…esta especie de aturdimiento puede durarte horas, días, semanas y a veces algo más. Es normal.
Puede pasar que, según la conmoción se aleja, eres más consciente de que la persona que ha muerto ya no volverá más. Esto puede hacerte sentir tristeza. Si estás triste quizá llores mucho o no llores nada, todo es sano y natural. Puedes tener sensación de vacío constante.
La tristeza tiene siempre una buena compañera y es la soledad. Ves a otras personas contentas, siguen con su vida como sin nada…tú no te sientes así, y divertirte te hace sentir culpable. ¿Crees que nadie te entiende? Todo esto es habitual porque cuando alguien muere, tras el funeral las personas generalmente dejan de hablar de quién murió, no nos preguntan cómo estamos, y es algo que nos gustaría.
En ocasiones puede pasarte que sientas alivio. Quizá la persona que ha muerto estuvo mucho tiempo enferma. Piensas que su sufrimiento ha acabado. O quizá te alivies por otras causas. Sentirse aliviado/a también es normal.
Algo que puedes sentir es ansiedad. Saber que la muerte es algo real y que sucede en tu vida y no solo en la de los/las demás puede dar miedo. Puedes empezar a pensar en muchas cosas que te asustan: “¿Cómo voy a vivir sin esa persona? ¿le pasará a alguien más a quién quiero?...” Esos pensamientos pueden hacer, a veces, que tengas reacciones en tú cuerpo: sensación de falta de aire, dolor en el pecho, dolor en la tripa, malestar, dolor de cabeza etc… Nos pasa a la mayoría de las personas cuando recibimos la noticia de la muerte de una persona a la que queríamos.
El miedo y la ansiedad son respuestas sanas y habituales al sufrir una pérdida.
Es bastante frecuente tener cierto desasosiego o remordimiento cuando alguien muere. Quizá querías haberle dicho algo y no lo hiciste. No creías que el tiempo se fuera a terminar tan pronto. Esos “te quiero, gracias, perdóname…” que crees que no dijiste te pueden hacer sentir culpable. Es importante que si te sientes así hables con alguien de confianza, encerrarte en ti mismo/a no te ayudará.
La ira en estos momentos puede ser parte de tus sentimientos. El sentimiento de injusticia y de rabia pueden ser hatituales. Pensar “¿por qué ha tenido que pasarme a mí? “esto es una injusticia”” es bastante habitual. Hasta puedes enfadarte con las personas que no han perdido a seres queridos como tú…es normal. Lo importante es que el enfado no te domine, lo expreses de forma adecuada sin herir a nadie, incluyéndote a ti mismo/a.
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